Todavía recuerdo la primera vez que cogí esa Olimpus analógica de mis padres y aprendí a enfocar.
Era todo un ejercicio de habilidad. Cuadrar esos dos semicírculos del visor te hacía valorar el trabajo que había detrás de cada foto bien enfocada.
Hoy en día, esa sensación se ha perdido, en gran medida, por las cámaras automáticas.
No me malinterpretes, los modos de enfoque automáticos son increíbles y lo hacen todo mucho más sencillo y rápido. Pero, a su vez, hacen que la gente piense que enfocar es sólo apuntar y dejar que la cámara haga el resto, y no es así.
Siendo realistas, el proceso de enfoque es algo más complicado si quieres resultados perfectos.
Para ello, es importante que conozcas y entiendas todos los modos de enfoque al detalle, no sólo el autofoco.
Cómo funciona el autofoco
Lo primero que debes saber sobre el enfoque de tu cámara es su funcionamiento.
La gran mayoría de autofocos de las cámaras réflex digitales utilizan un sistema conocido como “autofoco pasivo”.
Éste determina la distancia hasta el sujeto por medio de análisis electrónicos. Es el más preciso y fiable, por eso es el más utilizado.
Por contra, necesita luz y contraste para poder trabajar de forma eficiente. Si intentas enfocar con él a una pared blanca, verás que éste no funciona, ya que no tiene texturas con las que comparar distancias.
Por otro lado está el “autofoco activo”, ideal para hacer fotografías con poca luz debido a su particular modo de trabajo.
Lo podemos encontrar de dos tipos, dependiendo de tu máquina. Éstos pueden ser ultrasónicos o infrarrojos.
En ambos casos, la cámara emite una señal que, dependiendo del tiempo de respuesta, dará una medida de enfoque.
La pega es que las distancias de trabajo son más bien cortas, debido a su propio funcionamiento.
Puntos de enfoque
El funcionamiento del autofoco se activa al hacer media presión sobre el disparador. En este momento, dependiendo de dónde esté el foco, se encenderá una luz para indicártelo.
La cantidad de puntos de enfoque varía mucho dependiendo del modelo de tu cámara. Desde las más antiguas, con tres puntos hasta las más nuevas, que superan los 60.
Si utilizas la selección de puntos de enfoque automático, será tu cámara la que decida dónde enfocar (generalmente, el punto elegible más cercano).
Por ejemplo, a la hora de realizar un retrato, el modo automático enfocaría a la nariz, por lo que no es una buena idea usarlo, ya que, como sabrás, en un retrato debes enfocar a los ojos.
Si quieres conseguir los mejores resultados, debes tomar el control del enfoque mediante el modo de selección de puntos manual.
Personalmente, siempre utilizo el modo de selección manual, ya que me asegura enfocar al área exacta que quiero, sin posibilidad de errores.
Es normal pensarlo, pero tener más puntos de enfoque, no significa hacer mejores fotos. Piensa que, hace años, los profesionales ya usaban cámaras con pocos puntos y conseguían los mismos resultados.
Modos de enfoque automáticos
Además de los puntos de enfoque, necesitas conocer los modos de enfoque que ofrece tu cámara.
Generalmente serán tres, aunque, dependiendo de tu cámara, pueden ser más o menos.
Vamos a ver cuáles son y en qué ocasiones debes utilizar cada uno.
Disparo único / AF-S
El modo de enfoque más común y estándar en las DSLR actuales.
Es especialmente útil en fotografías con sujetos estáticos, como retratos, paisajes, producto…
Su funcionamiento es muy sencillo. Una vez haces media presión sobre el disparador, el enfoque se bloquea sobre el punto seleccionado y ya no cambia. Esto significa que, si te mueves hacia delante 10cm, tu punto de enfoque también lo hará.
Es el modo más sencillo de utilizar, no debes pensar en nada más que apuntar bien tu punto de enfoque y disparar.
Servo / Modo continuo / AF-C
El modo ideal para cualquier fotografía donde necesitas reajustar tu foco continuamente, como deportes o fauna.
Su funcionamiento es el mismo que los demás modos de enfoque. Empieza con media pulsación del disparador para decirle a la cámara dónde debe enfocar.
Sin embargo, el siguiente paso no será bloquear el enfoque, sino que la cámara sigue enfocando continuamente el objeto que hay en el punto seleccionado. Si tú o tu sujeto os movéis, la cámara calculará de nuevo la distancia y lo mantendrá enfocado.
Esto sucede también durante los disparos en ráfaga, muy útil para mantener el foco en todo momento.
El punto de enfoque ideal para este modo es el central, ya que tienes más facilidad para seguir tu objetivo que con los puntos periféricos. De esta forma, puedes componer tu foto posteriormente sin problemas.
Debes recordar que, en este modo de enfoque, no hay avisos sonoros ni luminosos, que enfocará siempre y cuando mantengas la media presión pulsada y que el punto de enfoque debe estar siempre sobre tu sujeto.
Automático / AF-A
Puede que sea el modo más útil de los tres, aunque no todas las cámaras cuentan con él.
El modo de uso es una combinación de los dos anteriores. Mientras que, al llegar a media presión, enfoca tu imagen y se bloquea y permanece así mientras que nada se mueva en la escena.
Si el sujeto de tu punto de enfoque se desplaza de su posición, el enfoque cambia entonces a modo continuo y le reenfocará.
Este modo emite un sonido al enfocar y, si cambia, emitirá ligeros bips para indicar que está cambiando el foco.
Es la opción ideal para escenas parcialmente estáticas, como sesiones con niños o animales, en las que puede haber pequeños movimientos que no controlas.
Modo manual
En este modo, como su nombre indica, eres tú quien elige dónde enfocar mediante el anillo de enfoque de tu objetivo.
No es el modo más sencillo de realizar el enfoque, ya que por el visor es difícil apreciar los detalles y el más mínimo error, puede resultar en una foto desenfocada.
Es ideal para fotografía de producto, donde las diferencias son mínimas y necesitas enfocar de forma exacta.
Para utilizarlo, siempre recomiendo utilizar la cámara conectada al ordenador, de forma que puedas ver con detalle toda la zona de enfoque.
Errores comunes al enfocar
Bien, ahora que ya sabes cuáles son los modos de enfoque y para qué sirven, es momento de conocer los errores más comunes que se cometen al enfocar tus fotos.
Escasa luminosidad
Como te decía antes, la cámara necesita textura o contraste de luz para enfocar correctamente.
Si tu escena tiene poca luz, resultará muy complicado realizar un enfoque efectivo. Esto lo notarás porque el objetivo empezará a ir adelante y atrás sin parar, buscando un punto con la suficiente información que sirva de foco.
Esto se puede solucionar de varias formas:
- Utilizar una luz de apoyo hasta que encuentres tu punto de enfoque. Muchas cámaras tienen una pequeña luz que sirve para este motivo.
- Utiliza el punto central de tu cámara. Está comprobado que los puntos de enfoque periféricos son menos eficaces, por lo que el central te ayudará.
- Busca los bordes de tu sujeto. Generalmente, estos bordes tienen más contraste y ayudarán a enfocar mejor.
- El modo manual es la última solución, la menos útil, pero que te asegurará conseguir el resultado que buscas.
Profundidad de campo
Como ya te explico en el artículo sobre la profundidad de campo, ésta es la zona aceptablemente enfocada de tu foto.
Esto significa que, cuanto más grande es la profundidad de campo, más espacio tienes para posibles desplazamientos involuntarios.
Por ejemplo, una foto sacada a 1,5m de tu sujeto, con una distancia focal de 100mm y una apertura de diafragma de 2.8, tendrá una profundidad de campo de 2,42cm.
Esto significa que, con el mínimo movimiento tuyo o de tu sujeto, el punto de enfoque se perderá y saldrá desenfocada.
La misma foto, realizada a f/5.6, tendrá una profundidad de campo de 12,4cm, una distancia mucho más aceptable en condicione de posibles movimientos.
Por lo tanto, usar una apertura muy grande puede causar desenfoque en tus fotos si no usas el modo de enfoque adecuado.
Cambiar encuadre
¿Te has parado a pensar en por qué ocurre este problema?
Para que te hagas una idea rápida, sucede cuando enfocas un punto y, a continuación, cambias el ángulo de encuadre horizontal o verticalmente.
El problema es que, al cambiar el encuadre, también cambia la distancia focal, y por lo tanto, el punto de enfoque.
Este problema se evita si re encuadras moviéndote paralelamente a tu punto enfocado, y no manteniéndote en el mismo eje.
Para que lo entiendas mejor, mira esta imagen.
No superar la distancia mínima
Cada objetivo tiene una distancia mínima de enfoque. Por detrás de esta distancia, el objetivo es incapaz de realizar un enfoque.
Esto lo puedes ver en las especificaciones escritas en la carcasa de tu lente. Por ejemplo, el famoso “Plastic fantastic” Canon 50mm f/1.8 tiene una distancia de enfoque mínima de 0,45m. A menos de esta distancia, no es posible enfocar.
Conclusión
Como ves, combinar los conocimientos de puntos de foco y modos de enfoque te garantiza conseguir siempre fotos perfectamente enfocadas y nítidas con un esfuerzo mínimo.
Es importante siempre invertir algo de tiempo en conocer cómo funciona cada modo y familiarizarte con ellos, tus fotos lo agradecerán.
¿Te ha gustado el artículo? Si es así, sólo te pido que lo compartas con tus contactos para que también aprendan sobre los modos de enfoque y puedan mejorar sus fotos.
Gracias!
Esta entrada tiene 2 comentarios
Gracias por el artículo !! Un saludo !
Excelente artículo!!